Dentro de los centros de las ciudades a veces descubrimos pequeños oasis de paz y de luz que acogen viviendas llenas de encanto en las desconectar y aislarse del ajetreo diario de la ciudad. Este duplex es un claro ejemplo. La vivienda un pequeño duplex de dos habitaciones, dos baños y cocina independiente se encuentra situado en un pequeño patio en un céntrico barrio de Madrid. La amplitud de los techos en el salón y el encanto del techo inclinado en la segunda planta nos inspiraron para crear un espacio que potenciara la luz, sin restar funcionalidad a cada uno de los espacios.

Las claves fueron piezas básicas mezcladas con detalles en color en amarillos y azules. La continuidad nos la dan los tonos gris y el contraste las piezas en negro. Destacan las lámparas del techo, un juego de tres lámparas de  estilos y conceptos distintos, que juntas hace que el espacio sea único.

El dormitorio principal también es un espacio claven en el que jugando con altura del techo abuardillado conseguimos crear una zona de vestidor dentras de la cama, amplia y con mucho almacenaje. Aquí potenciamos el blanco con cojines en la misma gama de colores que el resto de la casa, y cómo no los detalles decorativos que siempre marcan la diferencia.