Os presentamos un antes y un después de un salón que, a mí personalmente, me tiene enamorada. Me ha enamora el resultado, y todo el proceso que he recorrido de la mano de sus dueños hasta el resultado final, y se nota. Se nota en el ambiente que se ha creado, y toda la belleza, tranquilidad y luz que emite el nuevo espacio.
Partíamos de una buen base: un espacio, amplio, grandes ventanales con una luz maravillosa y un fondo verde espectacular. Zonas y funcionalidades que queríamos conseguir claras y lo más importante unos dueños abiertos a todas las ideas. ¿Qué hicimos?
1. Darle la vuelta. Potenciamos la zona de estar y nos la llevamos a la zona más luminosa del salón. Al final, en el día a día era el espacio más utilizado y al que sin duda le querían sacar el máximo partido. Elegimos un sofá esquinero, muy amplio y espacioso, en tonos claros para darle más luz al conjunto y que no resultara pesado, y lo complementamos con pocos elementos auxiliares pero muy bien escogidos:
- Mesas de centro tipo nido para poder ampliar ese espacio poder organizar reuniones informales con amigos.
- Puntos de luz indirecta en forma de lámpara de pie y aplique en la zona esquinera y una lámpara de mesa en el lado contrario para iluminar la zona de forma puntual y crear un ambiente cálido.
- Enmarcamos la zona con una alfombra en crudo de estilo bereber, con rayas geométricas en negro que nos aportaba el contraste perfecto, junto con el aplique negro y las patas de la mesa de centro también en negro.
2. Simplificar. Necesitan almacenaje, pero no querían repetir con piezas demasiado pesadas, así que simplificamos. ¡Simplificamos mucho! Un aparador en madera y otra vez patas de hierro que lo aligeraran y un armario bajo de ratán que le aportaba el estilo natural que buscábamos además de una nueva textura nada recargada
3. Mantener lo que funciona: Mantuvimos el rincón de lectura cambiando el sillón por un orejero, esta vez en color antracita para buscar un elemento que contrastara con los tonos naturales de todo lo demás y que así no resultar demasiado monótono. Y cómo no buscamos una lámpara de pie perfecta para ese rincón.
Por último, dejamos la zona comedor dónde estaba antes, pero le dimos un nuevo aire, cambiando el mobiliario: la lámpara de techo de ratán y un gran espejo de estilo industrial que ayudar a multiplicar la luz y agrandar visualmente ese rincón.
Cómo siempre los elementos decorativos han hecho el resto: nuevos visillos en las ventanas, para vestir sin quitar luz, cojines en grises con distintos estampados, unas bonita composición de láminas y de fotografías familiares en las paredes que mantengan la línea del salón y verde, mucho verde, con grandes plantas en cestos.
Os dejamos por aquí el "antes"...ya os lo dije al principio, el después me tiene enamorada, ¿y a vosotros?
Podéis ver el proyecto completo aquí
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